Capítulo 3

Mi canción dice: “La curiosidad me llevó hasta ti y ahora puedo ver lo que hay en mí”.

Eso fue:  llegué  buscando algo que no sabía, pero mi alma sí, y allí estaban las botitas  “azul-turquesa” .

Todos éramos adultos, entre 30-40 años, pero las botas eran de un niño, un niño grande.

Me llamaron la atención sus ojos, dos ventanas abiertas al azul de Cerdeña o Santorini, bellos, limpios, despiertos.

Yo andaba muy perdida, llevaba demasiadas vidas en el Planeta y me había olvidado de quién soy.

Salvador vino a eso, a recordarnos a todos que nosotros no somos lo que pone en el DNI. Somos mucho más, nada de lo que pone ahi representa nuestra esencia.

Al principio no le entendíamos mucho, bueno no le entendíamos nada, era nuestro amigo y le escuchábamos con atención, pero nuestra apertura de consciencia entonces no nos permitía llegar a su lenguaje.

Y él no comprendía porqué nosotros no le entendíamos a él. Para él estaba claro lo que decía. Su conocimiento de la Tierra no le permitía entender cómo éramos tan cortitos.

Varios años han pasado desde ese primer encuentro, pero con Salvador cada día es diferente y yo me reconocí a través de lo que nos cuenta y con ayuda de las herramientas del Proyecto-Risaa, así se llama lo que nos trae.

Muchas veces me pregunto cómo habría sido mi vida si la “Casualidad=Magia=Milagro” no nos hubiera unido.

Nadie apostó por nuestra pareja, en su momento sabréis porqué, pero tanto Salvador como yo estábamos seguros de lo que hacíamos.

Juntos hemos pasado por muchas etapas, fases, retos fuertes y todas ellas han aportado una enseñanza, porque la vida es eso: experimentar, aprender, recordar, la Tierra es un planeta “escuela”.

A veces nos creemos tantas bobadas que necesitamos muchos Salvadores. Al menos el que todos llevamos dentro.

El tiene un compromiso, una Misión , y por muchas dificultades que haya encontrado en su camino, siempre sigue adelante.

Recordé a través de sus enseñanzas, aprendí a salir del sinsentido de vida que me había creado yo misma, dejé de beber, de tomar pastillas, incluso me divorcié, cambie de barrio, de trabajo, de casa y de “algo más”.

(Continuará)

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